Si, como nosotras, tenéis añadida la sección de ‘upcoming trailers’ de la IMDB a vuestros marcadores, seguro que ya habéis leído algo sobre The Conjuring (que se ha traducido en un alarde de imaginación como Expediente Warren, wink, wink).
«…una señora con un camisón sucio se me aparece en sueños…»
Expediente Warren es otra de esas películas de miedo que utiliza el «basado en hechos reales» como una parte esencial de su campaña de marketing, cosa que ha llegado a extremos ridículos y que, hoy por hoy, nos toca un pie. Pero ya sabéis que en AdM nos encantan las historias de fantasmas clásicas, y ésta pinta bastante bien (¡Rotten Tomatoes parece estar de acuerdo con nuestras primeras impresiones!). Además, se basa en una pareja de investigadores paranormales a los que declaramos desde ya musos del misterio, aunque sólo sea por esta foto: Ed y Lorraine Warren.
El caso que nos ocupa empezó cuando la familia Perron se mudó a una granja del siglo XVIII en Burrillville, Rhode Island (que ya de por sí tiene nombre de haunting). Corría el año 1971. Una noche, la señora Perron se despertó y vio una aparición a los pies de su cama: una señora que llevaba un vestido harapiento de color gris, que le decía «Salid, salid de aquí u os echaré con muerte y pesadumbre». Los fenómenos se sucedieron durante un tiempo: naranjas que chorreaban sangre (la versión hardcore de la naranjas sanguinas), puertas que se cerraban o que se abrían solas, y voces que gemían «mama, maaaama». Las hijas de los Perron vieron muchas presencias en la casa, la mayoría benignas. Por ejemplo, había uno que aparecía siempre junto a la entrada, entre el comedor y la comida. Siempre observaba a las niñas con una sonrisa divertida, pero si le miraban directamente a los ojos, desaparecía. Otro espíritu siempre daba besos de buenas noches a las niñas. No sabemos cómo convivieron con normalidad con todos ellos, pero al parecer había uno peor que todos los demás: la señora del vestido harapiento.
Los Warren llegaron a la casa con un grupo de investigadores paranormales, sin saber nada de la historia. Lorraine entró en la cocina y anunció que sentía una presencia muy oscura y que su nombre era Bathsheba. Después de investigar en archivos locales, los Warren anunciaron que la casa estaba embrujada por Bathseba Sherman, que vivió allí a principios del siglo XIX y que fue acusada de asesinar a un niño para sacrificarlo a Lucifer. Los Warren dijeron que, antes de ahorcarse, Sherman maldijo a todos los que decidieran vivir en aquella casa.
Pero el folklore local tiene una versión diferente de la historia: que Sherman murió «de una extraña forma de parálisis» o que «se convirtió en piedra», algo muy apropiado para adornar la historia de cualquier bruja local. No hay datos suficientes que permitan decir que Sherman fuera una satanista. Pero sí que parece ser que cuatro de sus hijos murieron antes de cumplir los cuatro años, aunque uno alcanzó la edad adulta. También es cierto es que Sherman fue juzgada después de que un niño muriera misteriosamente cuando estaba a su cuidado. La causa de la muerte fue una aguja que se le clavó en la base del cráneo. Aunque Sherman fue absuelta, poco pudo hacer para evitar que los vecinos la culparan de esta muerte y extendieran el rumor de que era una adoradora del diablo.
Nuestro becario Scooter nos manda este documento con testimonios de los Perron. Sí, nosotros también nos preguntamos cómo es posible que una familia pasara diez años en una casa que está tan claramente embrujada.